Hasta este mes los británicos debían basarse en cláusulas victorianas en algunos supuestos

Los británicos podrán tener un divorcio exprés sin necesidad de alegar adulterio

El Ministerio de Justicia anula el listado de causas victorianas para acabar con un matrimonio previa separación de cinco años

Los tribunales de familia del Reino Unido llevan 46 años intentando adaptar a la cambiante realidad una ley de divorcio que ya no responde al espíritu de los tiempos y produce, en ocasiones, sentencias extravagantes. El Ministerio de Justicia ha anunciado este martes la reforma del texto, para anular el listado de causas exigidas hasta hoy para acabar con un matrimonio. Ya no será necesario demostrar el adulterio, el abandono del hogar o el comportamiento irracional del cónyuge para obtener el divorcio. La ley imponía además una separación previa de dos años antes de que el divorcio fuera firme, y en el caso de no poder probar ninguno de los motivos señalados, era necesario un periodo sin convivencia durante cinco años antes de culminar el proceso.

«Aunque siempre defenderemos la institución del matrimonio, no puede ser justo permitir que una ley desfasada produzca o aumente conflicto entre parejas divorciadas. Esa hostilidad entre los padres deja siempre una marca en los hijos y puede dañar sus oportunidades vitales», ha asegurado el ministro de Justicia, David Gauke. El proyecto de ley entrará en vigor en cuanto supere los trámites parlamentarios correspondientes. No se esperan obstáculos en ese camino, más allá del acaparamiento del tiempo de los diputados que está provocando un divorcio de distinta entidad legal pero casi igual de traumático, el Brexit.

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El desfase de la actual Ley del Divorcio fue expuesto en toda su crudeza el pasado mes de julio, cuando la Corte Suprema impidió a Tini Owens, de 68 años, terminar con su matrimonio de 40 años. Alegaba la mujer que ya no existía amor en la pareja y que la relación se había roto definitivamente. Los cinco magistrados ratificaron por unanimidad sentencias de tribunales inferiores que obligaban a la demandante a permanecer casada con Hugh Owens, de 80 años, por no haber podido demostrar ninguna de las causas previstas en la ley. «El recurso de la señora Owens debe ser desestimado. Debe seguir casada con el señor Owens en la situación actual». Un veredicto frío que iba acompañado de un reconocimiento del anacronismo legal. «El Parlamento puede considerar si debe ser reemplazada una ley que niega a la señora Owens cualquier derecho a divorciarse bajo las presentes circunstancias», recomendaban.

La nueva ley establece como base única del divorcio la ruptura irremediable del matrimonio. Es decir, un hecho objetivo y no un comportamiento que deba ser demostrado. Contempla además la posibilidad de solicitar la medida a los tribunales por acuerdo mutuo de los cónyuges, y elimina las posibilidades de que algún miembro de la pareja pueda cuestionar legalmente las razones del otro.

Impone además, como plazo límite para todo el proceso, un periodo de seis meses.

«El desfasado divorcio causal, basado en supuestas culpas de uno u otro cónyuge, obligaba a las parejas que deseaban separarse a defender los motivos, y a menudo el resultado era una animosidad creciente entre ambos. Las posibilidades de desarrollar posteriormente una relación coparental positiva se complicaban mucho más», ha explicado Aidan Jones, el director ejecutivo de la ONG Relate, una de las más importantes en el Reino Unido en terapia de relaciones.

La ley 15/2005 de 8 de julio modificó en España el Código Civil y suprimió las causas legales de separación y divorcio. Hasta entonces, era preciso solicitar antes del divorcio la separación judicial, y alegar para ello una serie de motivos como el abandono injustificado del hogar, la infidelidad, la conducta injuriosa o vejatoria, o las violaciones graves o reiteradas de los deberes conyugales. Actualmente se puede solicitar directamente el divorcio, por cualquiera de los cónyuges, transcurridos tres meses desde la celebración del matrimonio.

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Fuente: El País

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